Los materiales de origen animal que no consumen los humanos

En Akiolis, recogemos todos los materiales de origen animal procedentes de la cadena alimentaria humana que no consumen los humanos. Inherentes a las actividades ganaderas o de preparación de las carnes, los humanos no las consumen por varias razones (culturales, fisiológicas o sanitarias): ya sea porque no sean apreciadas culinariamente (por ejemplo, las patas, ciertos despojos, la sangre), no sean asimilables (por ejemplo, los huesos y las pieles) o no sean sanas.

Su peso varía en función de las especies. En consecuencia, en el caso de una res destinada al consumo humano, no se consume cerca de un 40 % del peso; en el caso de un pollo, el 37 %, y en el caso de un cerdo, un 30 %. 

Intervenimos en todas las situaciones en las que se generan estos materiales, de la granja a la mesa: en las explotaciones ganaderas (animales muertos), las industrias cárnicas (mataderos y plantas de despiece), las tiendas de comestibles (carnicerías, pescaderías y servicios de catering), las industrias alimentarias (platos preparados) y las grandes superficies alimentarias (sección de carnicería).

materiales no consumidos

Categorías sanitarias

La reglamentación europea, aplicada en Francia, distingue tres categorías entre estos materiales y los clasifica en función de su grado de riesgo estimado con respecto a la salud humana, la salud animal y el medioambiente (Reglamento [CE] n.º 1069/2009).

Este texto impone una organización que impide cualquier retorno a la alimentación humana: separación en origen y tratamiento en los centros de producción especializados, lo que garantiza una completa trazabilidad, desde la recogida hasta las salidas de reutilización.

Categoría 1 (C1): en la categoría 1, se encuentran los materiales de origen animal que presentan un riesgo potencial o comprobado para la salud animal, la salud humana o el medioambiente. Se trata, por ejemplo, de rumiantes muertos en las explotaciones ganaderas o de materiales con un riesgo específico que se extraen en los mataderos (como el sistema nervioso central del ganado bovino). Se separan del circuito alimentario para proteger la salud pública y el medioambiente; además, solo pueden reutilizarse para la obtención de energía (calor, electricidad ecológica y biodiésel).

Categoría 2 (C2): en la categoría 2, entran los cerdos y las aves de corral que han muerto en granja y los despojos de los mataderos. El riesgo sanitario está presente; no obstante, es menos importante en comparación al de la categoría 1, ya que no hay posibilidad de transmisión a los humanos. Tras la aplicación de un tratamiento adecuado, la reglamentación autoriza la reutilización de estos materiales en abonos orgánicos.

Categoría 3 (C3): en la categoría 3, se incluyen los materiales sanos procedentes de animales aptos para el consumo humano. Se trata de, por ejemplo, cuellos de pollos, plumas, huesos, sangre, sebo, carcasas de patos... Estos materiales —perfectamente sanos, pero que el hombre no consume por razones de imposibilidad fisiológica o hábitos alimenticios— tienen la ventaja de tener una mayor posibilidad de reutilización que los materiales C1 o C2. Así pues, pueden transformarse en grasas y proteínas utilizables en la alimentación de los animales de compañía, la lipoquímica, la fabricación de biocarburantes o la alimentación de animales de producción o peces de piscifactoría.​​​

​Reutilización

Cumplimos con todas estas obligaciones reglamentarias gracias a nuestras tres industrias de recogida y procesamiento. Complementariamente, nuestros procedimientos de calidad y nuestra política de marcas se han concebido para maximizar el valor de cada material recogido y beneficiar a nuestros proveedores asociados, nuestros clientes y el planeta por igual gracias a un uso inteligente de los recursos.​